El siguiente destino ha sido Haridwar, otra ciudad extraordinariamente espiritual. El trayecto en tren resultó de lo más accidentado, pues por error compré un ticket económico que correspondía al vagón de los sillones de madera dura y muy incómodo. La solución fue colarme en el vagón de Sleeper ( sillón cama), donde pude reposar varias horas en asiento blando hasta que llegó el pasajero que le correspondía sentarse en él y tuve nuevamente que buscarme la vida cambiando a otro.
Situada en las estribaciones del Himalaya, ésta ciudad representa el primer punto donde el Ganges llega a la llanura, aunque sin perder su fuerza completamente, aquí se hace bastante sereno. El agua es muy limpia y fría, y la gente prefiere tomar el baño en alguno de los cinco ghats ( Gangadwara, Kankhal, Nila Parvata, Bilwa Theertha y Kusavarta) construidos a orillas del río.
Considerada como la puerta de entrada a las cuatro peregrinaciones en la región Uttrakhand, se ha ganado la fama de ser el lugar bendecido por la Trinidad: Lord Vishnu, Bramma y Shiva, y dicen que bañarse aquí purifica la mente, el cuerpo y el alma, y abre el camino para la libertad definitiva: "el Nirvana".
El ghat principal es conocido como Hari-ki-Pairi ( la huella de Vishnu en una piedra bajo el agua), y muy cerca se encuentra el templo Gangadwara, el más importante de todos.
El ghat principal es conocido como Hari-ki-Pairi ( la huella de Vishnu en una piedra bajo el agua), y muy cerca se encuentra el templo Gangadwara, el más importante de todos.
La ciudad adquiere un encanto único todos los días a las 7 de la noche, cuando miles de devotos se apiñan en las escalinatas de los ghats y en las explanadas adyacentes para participar en el Ganga Aarti ( festival de la oración en el Ganges) que se realiza en todos los templos y en el mismo instante. Por los altavoces sonaba la música dedicada a Lord Shiva: -"Omm Namah Shiva he..."- y mientras las pequeñas campanas repicaban, las antorchas comenzaban a ser prendidas.
Inmediatamente después, se realizaba las ofrendas de las luces: cientos de flores (Marigolds) y lámparas en miniatura (diyas) eran depositadas sobre las aguas. En poco tiempo, cientos de luces, en medio de la oscuridad, bajaban río abajo. El ambiente era espectacular.
Cantidad de Sadhues o Santones, algunos completamente desnudos y bañados en lodo seco o polvo de cenizas, sentados en distintos lugares, bendicen a los devotos que se amontonan en sus puestos o casetas.
Un sendero lleno de puestitos lleva hasta el Templo de Mansa Devi, diosa que cumple los deseos de quienes la ofrendan. Aunque es pequeño y muy sucio, el emplazamiento se caracteriza por tener también unas espectaculares vistas sobre el río. Un poco más allá se encuentra el otro, el Chandi Devi. Muchos templos se concentran alrededor de esta pequeña ciudad, y todos se atestan de fieles que ofrendan a su dios correspondiente bolsitas de comida ( Prasad) que depositan a sus pies.
Un lugar al que también quise acercarme fue Rishikesh, pues ha sido desde siempre una ciudad de peregrinación dada su ubicación en un punto donde el río sagrado Ganges llega con ímpetu desde los Himalayas, y miles de devotos hindúes vienen cada año a bañarse en sus aguas sagradas y "lavar" su karma.
Pero desde que los Beatles llegaron aquí en los años 60 para permanecer en el Ashram de Maharishi Mahesh Yogi, este pueblo se ha convertido en la Meca para hippies y frikis. Conocida como la Capital de Yoga del mundo, es en realidad ofrendas espirituales y todo lo necesario para calmar el alma: reiki, sanación con cristales, masaje, meditación y, por supuesto, el yoga. Pienso que hay que estar muy volao y con problemas de inadaptación para pasar tantos días de exhaustiva meditación y abandono de lo mundano. Decenas de turista acuden constantemente para "lavar" sus conciencias deterioradas o “perdidas”.
Esto no es para mí...
Quizás dos o tres días es suficiente, pues el entorno es mágico. Sólo el estar sentado en la orilla del río, en una de sus calitas de arena blanca pulida por el impetuoso recorrido de las aguas que bajan límpidas y fría de los Himalayas, es conmovedor y relajante. El sonido espectacular. Ya puedo estar tranquilo: me he bañado en el Ganges!!.
Quizás dos o tres días es suficiente, pues el entorno es mágico. Sólo el estar sentado en la orilla del río, en una de sus calitas de arena blanca pulida por el impetuoso recorrido de las aguas que bajan límpidas y fría de los Himalayas, es conmovedor y relajante. El sonido espectacular. Ya puedo estar tranquilo: me he bañado en el Ganges!!.