Uttar Pradesh

14/10 – De vuelta hacia Delhi, el Toy Train ( o tren de juguete), un clásico de vía estrecha, baja zigzagueando continuamente de Shimla, y atravesando hasta 100 túneles, en sus 93km de recorrido hacia el sur, llega a Kalka (6h). Ni que decir que las vistas fueron abrumadoras, extraordinarias. Y luego tomé el Shatabj, un tren de vía normal, que llega a la estación de Nueva Delhi ( otras 6h), donde nuevamente aproveché un par de días para seguir recorriendo esta chocante capital llena de contrastes y sorpresas a cada esquina. Como una pequeña procesión que paseaba a la diosa Durga en un pedestal en medio del caótico tráfico, en la que una veintena de devotos bailaban al ritmo de una mini banda musical por las calles de la Vieja Delhi.

Hoy he descubierto en mi correo que mi compa de trabajo, Jose Luis, me ha escrito, diciendo que se viene para India un mes y se une a mi movida. Vaya alegría, y sorpresa, pues me había comentado algo en Lpa., y parecía que no estaba seguro. Mientras, bajaré a Mathura unos días a la espera de su llegada.

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16/10 – A primera hora de la mañana el tren me dejó en Mathura ( "tierra del amor eterno"), la ciudad más sagrada del hinduismo, situada a orillas del río Yamuna, y donde dicen nació hace 3.500 años Krishna, y vivió sus primeros años de vida. También es el centro espiritual de estudios de la comunidad “Hare Krishna”.

Me quedo en un pequeño hotel frente al complejo de Sri Krishna Janmboomi, donde se encuentra el lugar exacto ( Kesava Dao) en el que nació Lord Krishna. Todas las tardes se representan obras teatrales del Ramayana, bastante llamativas.

Mucha polvareda flota en el aire, pues casi todas las calles están sin asfaltar y bastante deterioradas, no hay alcantarillas y el agua sucia corre por las acequias calle abajo. Todo es muy antiguo, feo y mal cuidado.

Varias visitas al Ghat Vishram, anclado sobre el río Yamuna, en diferentes momentos del día, para observar a los peregrinos que acuden a "purificarse" en sus aguas; a algunos templos junto a él, donde el movimiento de fieles lo hace conmovedor, a parte de la triste visión de varias filas de envejecidos indigentes sentados a la espera de algunas monedas; al estanque Potara Kund donde se dio su primer baño Lord Krishna; y varias mezquitas de desconfiados musulmanes, donde ni siquiera me permitieron la entrada ni al Jama Masjid ni al Katra Masjid, lugar, este último, donde unos militares hindúes que la custodiaban me retuvieron y me pidieron hasta el pasaporte. Un control bastante exhaustivo en previsión de que no hayan atentados, como consecuencia de los altercados ocurridos en 1.992 en Ayodhia.

Destaca también una torre de cuatro plantas, Sati Burj junto al Bazaar, fácilmente visible en toda la ciudad. Su constructor quiso conmemorar la inmolación de su madre en la pira funeraria ( Sati) de su padre, y donde decenas de minúsculas tienditas se agolpan.

Me llama bastante la atención que aquí muchísimas mujeres, tanto musulmanas como hindúes, van con el rostro completamente tapado. Viven intensamente sus religiones, gastan mucho dinero en ofrendas, antes por ejemplo, que arreglar sus casas, o ropas, y golpean a los animales, e incluso a las vacas (…?).

Entre mis planes estaba llegar hasta Vrindaban, centro espiritual de estudios de la comunidad Hare Krishna, y visitar su emblemático templo, el complejo Krishna Balaran. No sin antes haber paseado por la orilla del río Yamuna y visitar el Ghat Keissi, sagrado lugar donde cuenta la leyenda que Krishna mató al demonio Keshi, y quien aquí se bañe tiene la bendición del baño de todos los lugares santos. Una Arati ( o Culto al Crepúsculo) se realiza aquí todos los días al anochecer. Junto a él hay varios templos más, dedicados a Rama, Hanuman y Yamuna ( que tiene una imagen de Krishna metiendo la mano en la boca del demonio Keshi), como el Govind Dev, de arenisca endurecida roja, el Pagal Baba de 10 plantas, el Radha Ballah o el Nidhivan . Dicen que aquí hay más de 3.000 templos y casi todos en honor a Lord Khrisna. Aunque tampoco pude acceder al templo Rangaji por no ser hindú, y de esa manera perderme uno de los templos mejor elaborados del país, pues es de diferentes estilos arquitectónicos, con una puerta de entrada de estilo Rajput, y una alta torre intrincadamente tallada, sí que pude entrar en el resto, y observar su arquitectura, indudable obras de arte.

La tarde la pasé en el Centro Khrisna Baloran donde me mostraron todo lo referente a Swami Prabhupada, jefe espiritual fallecido hace algunos años. Me mostraron su habitación donde se encuentra su figura inmortalizada en una brillante escultura sentada en el suelo.

Aquí vienen extranjeros obsesionados con los cursos y seminarios de Hare Khrisna. Bailan, saltan, rien y cantan en coro el mismo estribillo: Hare Krishna, Hare Krishna, Krishna Krishna, Hare Hare, Hare Rama, Hare Rama, Rama Rama , Hare Hare..., pero hay algo que no me termina de convencer en esta movida…

Todas las noches ha habido música estridente por las calles hasta las tantas, y hoy una banda ha despertado a todos desde muy temprano durante una hora anunciando la apertura del templo.

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19/10 – De vuelta a Delhi en bus, el trayecto fue caótico, pues a la extremada velocidad de conducción del chófer, se unió la pelea que sostuvo éste con un caradura que se coló sin querer pagar. El perturbado chofer, mientras conducía y esquivaba los coches que venían adelantando soltaba guantadas al individuo sin mirar la carretera. Por momentos pensé que saldríamos volando fuera de la vía. Ni siquiera par de gritos míos mandando detener la pelea fue suficiente. Algunos me miraban extrañadamente, y una señora me indicó que lo dejara… Jodeerrr, cómo va a ser eso?. Pues parece que es algo normal… A los pocos kilómetros paramos junto a una caseta de la policía, y el carota fue introducido por los agentes en ella. A través de la ventana se oían golpes y gritos: …lo fundieron a palos. Salió tambaleándose mientras se abrochaba los pantalones…

Por la noche, me dirigí en el Airport-Bus, a buscar mi compañero Jose Luis que llegaba a la 1 de la mañana, con la compañía aérea Lufthansa, la misma que yo utilizé para venir, de momento una de las más económica para viajar a India.
De vuelta, puesto que ya era bastante tarde, y yo ya estaba habituado a la capital regresamos en taxi, no sin antes advertir al taxista que ésta no era mi primera vez en la capi..., por si acaso.
Al día siguiente paseábamos por la vieja Delhi, perdiéndonos entre las callejuelas e introduciendo a mi compa en los olores, los ruidos y la polución tan característico de este país. Está claro que, o gusta India o no gusta. No hay nada intermedio. Ni otra elección.
Mientras cenábamos en una cafetería de Paharganj conocimos a un gallego, bastante “descaminado” que vino casualmente en el vuelo de J.L.. Y precisamente el taxista que lo trajo del aeropuerto lo estuvo “paseando” por las calles intentando estafarlo. Gracias a que de casualidad le cuadró la aparición de varios policías y pudo llamarlos. Pasó toda la noche en comisaría haciendo la correspondiente denuncia. Vaya bienvenida a India!.
Esta historia se repite muy a menudo en las grandes ciudades de India, y sobre todo en Delhi.
Al final se unió a nosotros y continuamos las siguientes movidas.
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21/10 – El tren de las 10 de la mañana nos llevó en tres horas a Agra.
Aunque yo no lo había incluido en mi ruta por lo caro e ignominioso que me pareció el precio que han puesto para el acceso de los turistas al recinto del Taj Mahal, J.L. me convenció, pues pasar por aquí y no visitarlo podría ser "hasta pecado". Los hindúes pagan 20Rp., mientras que los extranjeros 750Rp., y una vez dentro se puede observar que precisamente son los hindúes quienes ensucian y estropean el entorno.
Este mausoleo es el más visitado del país, y los mejores momentos para visitar esta perfecta obra de arte son al amanecer y al atardecer, cuando los cambios cromáticos son ciertamente espectaculares. Con forma cubo-octogonal, de mármol blanco de Makrana, piedra negra de Shartok, Ónix, Coralina, Turquesas, y 500kg de Oro, se apoya sobre una alta plataforma, en su techumbre destaca esplendorosamente una enorme cúpula, otras cuatro más pequeñas en cada esquina, nichos, paneles florales y arabescos. En su interior, se encuentra las tumbas reales de los dos enamorados, detrás de la pared de entrada, construida de un único bloque también de mármol, para guardarlas.
"-Una lágrima solitaria caerá siempre en el templo, bajo la forma de este blanco y brillante Taj Mahal-", dice uno de los versos escritos por Rabindranath Tagore, premio nobel de literatura, nacido en Kolkata.
Visitamos también el Fuerte de Agra, construído con enormes bloques de piedra roja de terracota, el Mausoleo de Akbar, el Itimad-Ud-Daulah ( ó Taj Mahal pequeño) y a unos pocos kilómetros, en la orilla norte del Yamuna, la tumba Chini-Ka-Rauza, de elegante estilo persa, con baldosas pintadas de complicados dibujos florales.